10 situaciones universitarias

Hace un año empecé la universidad: el sueño de todo adolescente que quiere tener una vida llena de emociones. Y es que las películas americanas han hecho mucho daño con sus hermandades, sus taquillas y los equipos de animadoras. 



La universidad nos la presentan como un mundo paralelo donde tampoco cuesta tanto sacarse los exámenes y todos los días son fiestas. Negativo.

Lo que en realidad te encuentras una vez que te has sentado en el primer sitio que te venga bien, es el lado oscuro de ir a la universidad, que se puede resumirse en las siguientes situaciones:

1. Te replanteas tu existencia. Una vez estás sentado en la silla escuchando al profesor o a la persona que te está saturando la cabeza con tantos datos que asimilar, que si notas, que si trabajos, que si horarios, etc., empiezas a preguntarte si no hubiera sido mejor tomarte un año sabático.

2. Nadie te controla. Esta situación puede ser tanto negativa como positiva: los aspectos positivos son claros, ya que tienes libertad para hacer lo que quieras (dentro de tus posibilidades), sin embargo, ya no tienes a nadie encima tuya que te recuerde que en una semana tienes que entregar un trabajo o que tienes que hacerte la comida de mañana.

3. Necesitas hacer sacrificios. No sacrificios humanos o animales para invocar a un dios necesariamente (que a veces te lo planteas), sino que en vez de capturar Pokémon, necesitas capturar horas de sueño en Poké Balls llamadas "pasar apuntes a limpio".

4. Te vuelves a replantear tu función en esta vida. Tras las primeras semanas de clase, te das cuenta que no era como esperabas y que, el pensamiento de todo estudiante de bachillerato en época de exámenes finales "la universidad es más fácil porque estudias lo que te gusta", es más bien "dónde me he metido yo".

5. Los primeros suspensos (y no los últimos). Tras meses estudiando y repasando ejercicios, llega la hora del examen y sales contento de entre ochenta personas porque vas a aprobar. Pero no, resulta que los exámenes tipo test restan con cada fallo y en tu clase las notas llegan a estar bajo cero.

6. Falta de organización. Si pensabas que en la universidad la organización iba a ser mejor que en el instituto... estabas equivocado. Ya puedes hacerte tus propios horarios y cuadrar tus planes, porque a nadie le va a importar que tengas un examen a la vez que una entrega de trabajo. Y sí, ese examen es de la asignatura que suspendiste el curso anterior.

7. Los profesores. Esos seres que te dicen que es importante la organización para llevar la asignatura al día y para tener tiempo libre y de descanso. Esos mismos que se ventilan cuatro temas en una sola clase y dicen que "vamos muy retrasados, voy a tener que ir más rápido".

8. Calor vs. frío. Si ya hacía calor en las clases de dos metros cuadrados, nadie se imagina lo que puede llegar a ocurrir cuando juntas a varias decenas de personas: una bruma que te golpea en la cara cuando regresas del baño, camino por cierto donde puedes sufrir un shock por el cambio brusco de temperatura.

9. El transporte. Para los que necesitan desplazarse bastante para poder asistir a clase, presentamos a su mayor enemigo: el metro. Aquí podemos encontrarnos con tres situaciones:

  • Llegas tarde. Llevas toda la semana yendo bien, pero resulta que el viernes tienes unas prácticas a las que no puedes faltar y, como era de esperar, el metro se va en tu cara o va tan lento que llegabas antes en bici.
  • Llegas pronto. Prefieres no arriesgarte a llegar tarde otra vez, así que sales de casa unos minutos antes y ¿qué ocurre? que los planetas se alinean por la causa y te tienes que agarrar a la barra del metro para no ser arrastrado por la velocidad de la luz. 
  • No llegas. Esto ocurre cuando te encuentras con huelgas/parones de metro y necesitas vías alternativas. Sin embargo, es posible que por alguna razón mágica consigas ponerte en camino, pero aun así no llegas porque antes te mueres de calor con la mezcla de calefacción y calor humano desprendido. 

10. Las tentaciones. Y, como no podía faltar, también nos encontramos con esas vocecitas en nuestra cabeza que nos dicen "no vayas a clase y quédate durmiendo" o "por un finde que no estudies no pasa nada". Y sí pasa, pasa que te quedas sin Poké Balls.

Por supuesto, esto no nos sucede a todos los universitarios, sino que es desde mi punto de vista y mi experiencia, pero estoy casi segura de que se asemejará bastante.

La vida del estudiante nunca ha sido fácil, pero lo importante es disfrutar de cada experiencia y nunca darse por vencido, ser constante y tener claro lo que queremos lograr y hasta dónde podemos llegar.

¡Nos vemos pronto!

Comentarios

  1. Cierto que, en ocasiones. La realidad se aleja de lo esperado. Pero tú postura es la positiva.Tú puedes!!
    Mucho ánimo, princesa!!!

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