Mi análisis del sistema educativo: profesores, asignaturas, horarios, etc.
Tras las encuestas del pasado viernes 26, pudimos saber cuál es la opinión de los estudiantes universitarios sobre la educación y tener una visión general del grado de satisfacción en función de sus experiencias. Desde mi punto de vista y experiencia personal, la educación española lleva mucho tiempo necesitando un cambio. Que algo funcione no significa que no pueda mejorarse o que sea la mejor manera de llevarlo a cabo, y para mí, este sistema que tenemos está atrasado y no es justo para todos, y vamos a ver por qué.
EL ENFOQUE
La educación está definida por la RAE como crianza o doctrina, quedando como un concepto amplio y abierto a la interpretación. En general, considero que la educación debería ir más allá de las prácticas habituales de enseñar conceptos y abarcar otros más amplios, como la educación en igualdad o medioambiental; ayudarnos a definir nuestra persona, enseñar a pensar sobre temas de actualidad o tener un criterio propio, descubrir tus gustos o habilidades, etc. En definitiva, prepararnos para la vida y aportarnos recursos que necesitaremos en un futuro y no para un examen.
Cuando acabamos los estudios, nadie fuera del trabajo (incluso puede que ni dentro) nos va a preguntar por los poetas del romanticismo ni nos va a pedir que hagamos una regresión lineal mientras tomamos un café. Lo que sí nos van a pedir es que sepamos valernos por nosotros mismos, que conozcamos la economía del país, cómo hacer la declaración de la renta, cómo funciona un trabajo, por qué pagamos cada impuesto, etc. La sociedad y el mundo están en constante desarrollo pero la educación siempre es la misma: mismas asignaturas y mismos temas generación tras generación. Y sí, hay asignaturas como ciudadanía que se supone que tratan temas de actualidad o que no se dan en otras materias porque son más "sociales", pero seguimos teniendo una educación basada en libros de texto. Conocer la historia está bien, hay que tener una cultura general, pero terminar tu carrera después de 20 años estudiando y tener la sensación de que no sabes hacer otra cosa que exámenes deja mucho que desear.
Si desde niveles bajos de enseñanza se aplicaran estas premisas, habría un mayor interés en seguir aprendiendo y se abandonaría menos los estudios, el abandono por tema económico es otro tema. Entonces, creo que la educación debería permitirnos desarrollar tanto la capacidad intelectual como aquellas facetas que no conozcamos y potenciar las que son evidentes, porque la habilidad de crear arte no se desarrolla haciendo exámenes escritos, pero saber cómo funciona la seguridad social tampoco.
EL SISTEMA DE EVALUACIÓN
Los exámenes son el método más rápido, sencillo y que ha funcionado hasta ahora, sin embargo considero que tus resultados no pueden depender de tu capacidad para memorizar diez temas. Y esto es algo que he ido comprobando con el tiempo; para mí ha resultado más fácil llevar bien una asignatura donde he tenido más actividades o clases dinámicas. Aún así, no estoy diciendo que memorizar no pueda ser una opción, ya que necesitamos conocimientos que se adquieren mediante el estudio y la comprensión lectora. Pero no me parece justo evaluar la capacidad de aprendizaje o los conocimientos de una persona a base de exámenes. Por ello, estoy de acuerdo con las personas que votaron "SÍ" en la pregunta "¿Preferirías una evaluación con más actividades prácticas o trabajos?", ya que te permiten centrarte más en la asignatura y ver reflejado tu trabajo a lo largo del curso, no sólo en un examen final donde has podido tener un mal día.
Además, he podido ver cómo todo mi esfuerzo en una asignatura me ha llevado a suspender o a tener resultados que no me esperaba, porque he tenido muy buenas notas en trabajos y en prácticas pero una nota baja en el examen final. Supongamos que no se te da bien memorizar pero sí aprender a través de la práctica en una asignatura donde pesa más el examen final que todo lo que hagas durante el curso. Además, muchas veces las partes prácticas no son reevaluables o no tienen nota mínima, pero el examen sí. ¿Es justo tener una nota final mala cuando has tenido buenas notas durante el curso pero se te ha dado mal el examen final? ¿Por qué se premia más a la capacidad de memorizar o retener información sólo para el día del examen? ¿Por qué es menos importante la capacidad de aprender y ser capaz de llevar el contenido de la asignatura a la práctica? Sinceramente, creo siempre ha sido la manera más sencilla de descartar, y lo menos justo para las personas que no tienen esa capacidad de retención o concentración. Al final, todo repercute en tu nota media y en la posibilidad de recibir becas , o que los demás vean que te esfuerzas. Luego vienen los típicos comentarios de "tendrás que esforzarte más". Y es muy frustrante ver como todo tu esfuerzo durante el curso se esfuma por un sólo examen y que la imagen que dé sea que no te has esforzado lo suficiente. ¿Cuánto es suficiente?
LOS PROFESORES
Por un lado están los profesores que se preocupan por sus alumnos y por que lleven bien las asignaturas en todo momento, dando facilidades y haciendo las clases más dinámicas; y por otro lado están los que no se preocupan o saben disimularlo muy bien. He visto cómo con éstos la gente no iba a clase, no preguntaba dudas por la contestación que fueran a recibir o la asignatura se les hacía cuesta arriba simplemente por la actitud del profesor que te hace terminar odiando su asignatura. ¿De qué me sirve que una persona con no sé cuántos títulos y no sé cuánta experiencia me dé clase si no sabe cómo hacerlo? No es cuestión de poner en duda la profesionalidad de los profesores, pero sí su capacidad para comunicarse con sus alumnos o preocuparse por si su trabajo no está siendo bien aceptado o entendido. Y en relación con la comunicación, también tengo que destacar la poca comunicación entre los propios profesores, donde incluso impartiendo la misma asignatura te dicen cosas diferentes o tienes que estar tú mediando entre ellos, donde también deja mucho que desear la propia organización de la universidad.
LOS HORARIOS
En mi carrera en particular, tenemos horario de tarde o de mañana según el curso, es decir, un año tienes turno de tarde y otro año tienes turno de mañana y así no se te solapan las asignaturas que puedas tener del año anterior. Hasta ahí todo correcto. El problema viene con las prácticas. Si tengo turno de tarde, ¿por qué tengo que tener prácticas por la mañana? Yo he llegado a estar todo un día en la universidad por tener prácticas de 9:00 a 13:00 y clase de 15:00 a 20:00, sin contar el tiempo que tardas en llegar y volver a tu casa. Y vale que no es todos los días, pero me parece contraproducente y algo que te parte la semana. Debes organizar tu vida en base a las horas libres que tengas y estar buscando huecos para poder estudiar. Tema a parte los que tienen que trabajar para pagarse la carrera o pagarse un piso.
LAS ASIGNATURAS
Por mi parte considero que el número de asignaturas por cuatrimestre no es excesivo, aunque sí un poco difícil de asimilar y gestionar al principio, ya que venimos de tener las mismas asignaturas durante todo el curso y con exámenes cada dos temas. El problema está en el peso que se le da a cada asignatura, es decir, los créditos. Se supone que los créditos contemplan las horas dedicadas a la asignatura tanto dentro como fuera de la universidad con las que consigues aprobar la asignatura. Sin embargo, al final terminas dedicando más horas y suponen más esfuerzo del que deberían. El ejemplo más claro son las asignaturas de pocos créditos donde sí, las horas de clase y de preparación para el examen son también pocas, pero la carga de trabajos es absurda. Claro que estoy a favor de una evaluación más práctica, pero también una evaluación más coherente donde tres créditos no supongan tres trabajos a la semana.
EL COVID-19
Durante la pandemia, todos hemos tenido que adaptarnos a las cosas como venían y modificar nuestros hábitos para poder continuar con una vida normal dentro lo posible. Tras el cierre de las universidades, la gestión de esta situación ha sido un caos porque, a pesar de estar en la "era tecnológica" y presumir las universidades de su gran tecnología, los estudiantes nos hemos visto desbordados y sin saber qué hacer. Las respuestas llegaban tarde o eran distintas cada día y con cada profesor. Tenías que estar pendiente las 24 horas de tu correo o tu campus virtual para enterarte de las clases, los trabajos y los exámenes, de lo que llegaban a avisarte incluso el día anterior o de lo que no te enterabas porque no te llegaba "por error". Todas estas cosas, sumadas a la tensión de la situación y a las situaciones personales que hemos vivido cada uno en nuestra casa, han formado parte del caos.
Y los resultados habrán sido buenos, pero siendo justos también se ha podido copiar con más facilidad. Lo que me lleva a hablar de cómo se han planteado los exámenes. Está bien reducir el tiempo o aumentar la dificultada para hacer más difícil poder copiar, pero no tiene sentido dar por hecho que lo vayamos a hacer y no dar tiempo ni para pensar las respuestas. También he de decir que muchos profesores han sido más comprensivos y se han preocupado por ponernos las cosas más fáciles en la medida de lo posible.
También me gustaría decir que, si estoy pagando una matrícula presencial que incluye todo el material que uso en las prácticas (cosa que es absurda ya que siempre usamos material por grupos que funcionan hasta mal de los años que tienen) y el uso de las instalaciones, no me ha parecido un buen gesto por parte de la universidad cobrarnos lo mismo estos meses que no hemos ido a clase según estaban las cosas. Encima se están plateando volver este curso de manera telemática o semipresencial, pues veremos si nos hacen pagar lo mismo por tener clases online.
MI CONCLUSIÓN
Yo no sé la solución ni cómo son los procedimientos para cambiar algo, ni en qué se basan para ver que el sistema educativo actual funciona; bueno sí, en los aprobados. Lo que sí sé con seguridad es que el 89% de las personas encuestadas no están conformes con él y creen que debería mejorarse. Claro que también el 89% considera que la opinión de los estudiantes no se tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones, entonces tampoco es de extrañar que sigamos como estamos.
No puede ser que el esfuerzo no se premie, o que el premio sea un 5. No puede ser que los profesores no se esfuercen por hacer bien su trabajo, por motivar a sus alumnos a querer continuar y aspirar a más que a conformarse con el aprobado. No puede ser que por eso termines odiando sus asignaturas o incluso la propia carrera. No puede ser que estés todo el curso trabajando sin parar y tu nota dependa de un examen. No puede ser que no te concedan becas por tu nota media pese a que tu situación económica no es favorable. Y no puede ser que más de la mitad de estudiantes consideren que hay demasiados fallos.
Todo esto, unido a la imagen que reciben los demás de ti, te puede llevar a querer dejar la carrera, pensar que no eres suficiente o que no sirves para estudiar. ¿Cómo no vas a servir para estudiar si has llegado hasta aquí? Lo que los demás vean tiene que importarte hasta cierto punto porque sólo tú sabes el esfuerzo y el empeño que estás poniendo. Y si tu esfuerzo no te da los resultados que esperabas, claro que puedes y debes esforzarte más; pero recuerda que la educación es como es, y a veces es injusta; que al final todo cobra sentido y no eres el único en esa situación.
Todos nos hemos visto perjudicados en algún momento por este sistema educativo, hemos suspendido una y otra vez sin saber qué más podíamos hacer, nos hemos preguntado si de verdad la carrera era para nosotros o por qué para cierto profesor le eras indiferente. Pero todos hemos seguido hacia delante y, si aún no lo has hecho, lo harás. Encontrarás tu camino y, si la universidad no se encuentra en él, que no te de vergüenza, ni eres peor ni es el fin del mundo, simplemente no es para ti.
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