Reflexiones de la vida II
Donde el mundo ve avance, desarrollo, ganancias; yo veo retroceso, veo demasiadas pérdidas. Veo que nos hacemos los sordos ante las llamadas de auxilio y fingimos no ver el daño, las señales de peligro, las manos pidiendo ayuda.
Desde que el ser humano descubrió que tenía el poder de cambiar las cosas, los hechos, ha ido evolucionando a costa de la vida de su planeta, de la vida de los demás seres humanos. Hemos hecho lo que hemos querido, con más o menos repercusión. Y digo hemos, porque hacen el mismo daño tanto los que se posicionan en jaque mate como los que se limitan a cruzarse de brazos observando cómo caen los peones de uno en uno.
Nos hemos ido involucrando y haciendo cómplices sin quererlo, o sin creerlo. Y nos hemos estado perdiendo en el querer más porque tenemos más, en el esto es por el bien de la humanidad aunque sólo se van a beneficiar unos pocos.
Nos da igual que medio mundo se hunda en la miseria, que se maltraten animales en todos y cada uno de los sentidos, que se exploten los recursos del planeta como si no hubiera un mañana, que nuestros pulmones estén de luto, que la sociedad nos dicte las normas que debemos seguir o nos imponga la manera en que debemos comportarnos, o que robar para comer sea un delito mucho mayor que robar para irte de vacaciones. Nos da igual todo eso, porque sólo nos interesa llevar zapatos de marca y estar calentitos en casa.
Nos da igual que medio mundo se hunda en la miseria, que se maltraten animales en todos y cada uno de los sentidos, que se exploten los recursos del planeta como si no hubiera un mañana, que nuestros pulmones estén de luto, que la sociedad nos dicte las normas que debemos seguir o nos imponga la manera en que debemos comportarnos, o que robar para comer sea un delito mucho mayor que robar para irte de vacaciones. Nos da igual todo eso, porque sólo nos interesa llevar zapatos de marca y estar calentitos en casa.
Nos hemos ido desarrollando buscando el bienestar del mundo, pero nos hemos perdido en el camino dejándonos llevar por nuestro propio bienestar, por estar siempre mejor de lo que estamos, dejando de lado asuntos que merecían mucho más nuestra atención, ya fuera para intentar poner nuestra semilla en este gran desierto, o para demostrar que cumplimos nuestra palabra.
Lo único "bueno" que puedo ver en todo esto, es que todavía estamos a tiempo de cambiar, a tiempo de conseguir ese mundo ideal que todos queremos para nuestros hijos. Porque, a lo mejor me dirán que soy una ingenua o que no tengo la suficiente madurez, pero no puedo comprender cómo podemos seguir empeñados en destruir o en modelar a nuestro antojo día tras día lo que nos da la vida y nos mantiene respirando. Inmadurez tal vez.
Nos vemos pronto.
Comentarios
Publicar un comentario