Guacamole con patatas
Seguimos con las comidas sencillas, esta vez con dos ingredientes: patata y guacamole, una salsa que cada vez es más conocida. Su base principal es al aguacate machacado con limón y, a partir de ahí, se le añaden algunos ingredientes como tomate, cebolla, cilantro, chile, ajo o sal.
Lo primero es crear una pasta con patatas y guacamole. Para ello vamos a hervir unas dos patatas más o menos grandes, aunque dependiendo de la cantidad que queramos hacer: para tres personas es suficiente con dos patatas grandes.
Una vez listas, las machacamos en un bol junto con el guacamole, el cual podemos añadirle casero o comprado, así como la cantidad que queramos según la intensidad de sabor que deseemos conseguir.
Cuando ya tengamos la bolitas bien cubiertas, las echamos a la sartén con abundante aceite y a alta temperatura para que sólo se tueste un poco el pan y no las tengamos mucho tiempo dentro. Así evitaremos que se nos abran demasiado.
Una vez que hayamos terminado, tendremos todo un ejército con apariencia de bolitas de patata. Sin embargo, al morderlas podremos comprobar su colorido interior verde y su sabor poco común.
Esta técnica del empanado, también se puede probar con el queso de cabra partido en rodajas (previamente metido en el congelador para evitar que se rompa) o con queso fresco partido en gajos. Con ellos sí que es importante pasarlos antes por huevo para que se adhiera bien el pan rallado.
Lo primero es crear una pasta con patatas y guacamole. Para ello vamos a hervir unas dos patatas más o menos grandes, aunque dependiendo de la cantidad que queramos hacer: para tres personas es suficiente con dos patatas grandes.
Una vez listas, las machacamos en un bol junto con el guacamole, el cual podemos añadirle casero o comprado, así como la cantidad que queramos según la intensidad de sabor que deseemos conseguir.
También podemos añadir un poco de sal, pimienta y ajo en polvo para darle más sabor aun, aunque sólo con el guacamole tenemos suficiente. Como siempre, todo va al gusto.
Después, vamos a ir formando bolitas y las vamos a pasar por pan rallado (o en su defecto harina) para poder freírlas en la sartén. Yo lo hice sin pasarlas antes por huevo, pero también podría darnos buenos resultados.
Cuando ya tengamos la bolitas bien cubiertas, las echamos a la sartén con abundante aceite y a alta temperatura para que sólo se tueste un poco el pan y no las tengamos mucho tiempo dentro. Así evitaremos que se nos abran demasiado.
Una vez que hayamos terminado, tendremos todo un ejército con apariencia de bolitas de patata. Sin embargo, al morderlas podremos comprobar su colorido interior verde y su sabor poco común.
Esta técnica del empanado, también se puede probar con el queso de cabra partido en rodajas (previamente metido en el congelador para evitar que se rompa) o con queso fresco partido en gajos. Con ellos sí que es importante pasarlos antes por huevo para que se adhiera bien el pan rallado.
¡Nos vemos pronto!
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